- El músico islandés de 38 años se ha convertido en un pianista de culto de desde su salto a la palestra internacional en 2016.
- Junto con la música para teclado que Mozart compuso en la década de 1780, interpretará piezas de Galuppi, Cimarosa, C.P.E. Bach y Haydn.
El 22 de agosto debutará en la Quincena Musical uno de los pianistas más aclamados de los últimos años, el islandés Víkingur Ólafsson. El Teatro Victoria Eugenia cederá su escenario a Ólafsson para un recital en solitario en el que presentará su peculiar visión de la obra para teclado de Mozart, que ha plasmado en su más reciente grabación para el sello Deutsche Grammophon. Junto a la música del salzburgués, y para entenderla en su contexto histórico, Ólafsson interpretará piezas de autores de la misma época como Galuppi, C.P.E. Bach, Cimarosa y Haydn. El concierto dará comienzo a las 20:00 horas.
En una conferencia online ofrecida en 2020, Clemens Trautmann, presidente de Deutsche Grammophon, reveló cómo un perfecto desconocido como Víkingur Ólafsson había llegado a fichar por el gran sello amarillo, la casa discográfica de Herbert von Karajan, Gustavo Dudamel o Yuja Wang. “Ólafsson no se presentaba a concursos ni seguía los cauces tradicionales de otros músicos”, explicó Trautmann, “pero en 2016 nos llegó una información interna de que en Islandia había un joven pianista extraordinario. Le invitamos a tocar un día en nuestra sede de Berlín y, nada más terminar, le ofrecimos grabar un disco”.
Aquel primer CD dejó entrever que Ólafsson era un músico con ideas propias, ya que no escogió presentarse al mundo con música de ningún gurú del piano como Chopin, Liszt o Rachmaninov, sino con la del minimalista Philip Glass. La extraña propuesta, sin embargo, llamó la atención del público y de la crítica y su segundo disco, en el que interpretaba a Johann Sebastian Bach con una lucidez poco común –el New York Times llegó a bautizarlo como el “Glenn Gould islandés”– terminó por consagrarle como un pianista de culto a pesar de su juventud.
En su tercera grabación dejó a un lado el formato monográfico para establecer una conexión entre dos compositores franceses: Claude Debussy y Jean-Philippe Rameau, a través de 27 piezas breves de ambos autores que se alternaban e iluminaban las unas a las otras. Esa misma dinámica de alternancia de autores y búsqueda de similitudes es la que ha seguido también en su disco más reciente, Mozart & Contemporaries, publicado en septiembre de 2021. El CD se centra en la obra para teclado de Mozart, concretamente la que compuso en la década de 1780, pero confrontándola con creaciones de la misma época de autores como Baldassare Galuppi, uno de los autores de ópera más populares del momento; C.P.E. Emanuel Bach, hijo de J.S. Bach que dio impulso definitivo al Clasicismo y que fue uno de los héroes de Mozart; Domenico Cimarosa, otra estrella de la ópera para quien Mozart una vez escribió un aria; y, por supuesto, Joseph Haydn, la figura musical más prestigiosa de Europa a finales del siglo XVIII y que Mozart tenía en gran estima. Todos estos autores estarán presentes en el programa que Ólafsson interpretará en su recital en la Quincena Musical.
En una entrevista concedida a la revista PrestoMusic, Ólafsson explica por qué escogió la música que Mozart escribió de la década de 1780: “nos muestra a Mozart en su mejor momento: hay una razón por la cual el 85% o el 90% de lo que escuchamos hoy en concierto de Mozart es de la década de 1780. Esta última década en la vida de Mozart es una de las décadas más increíbles en la historia de la música para cualquier compositor, tanto a nivel personal como musical. En 1781 descubrió la música de J.S. Bach -casi por accidente, en una biblioteca de Viena- y su propia música nunca volvería a ser la misma. Realmente estaba profundizando en el estudio de Bach durante este período, y eso lo escuchas claramente en este álbum. Al mismo tiempo, estaba pasando por la asombrosa transformación de ser el prodigio de todos los prodigios a ser un músico maduro: a mediados de los veinte ya no tiene la salvaguarda de ser un niño-maravilla y se enfrenta a un montón de dificultades con el stablishment musical de su época. Pero Mozart no se doblegaría ante las presiones de la aristocracia; siempre jugaba su propio juego”.