• El concierto, que se celebrará mañana miércoles en el Auditorio Kursaal, rinde homenaje a Ravel en el 150 aniversario de su nacimiento.
• Además de la música del compositor vasco, Kirill Gerstein estrenará en Euskadi el Concierto para piano de Thomas Adès, con el propio Adès como director.
La Quincena Musical de San Sebastián encara su recta final con la visita de dos grandes orquestas europeas. Mañana miércoles, 27 de agosto, la Orquesta de la Ópera nacional de París, llega a San Sebastián liderada por el compositor y director británico Thomas Adès y junto al virtuoso ruso-americano del piano Kirill Gerstein. Abordarán un programa que rinde homenaje a Maurice Ravel en el 150 aniversario de su nacimiento y que incluye tres obras del compositor vasco, pero también un Concierto para piano compuesto por el propio Adès, estrenado en Boston en 2019 y que se escuchará en Euskadi por primera vez. Por razones técnicas, este concierto dará comienzo a las 20:30 horas, en lugar del horario habitual de las 20:00. Las entradas para este concierto se pueden adquirir en las taquillas de Kursaal y Teatro Victoria Eugenia, así como en quincenamusical.eus.
La Orquesta de la Ópera nacional de París es una de las agrupaciones sinfónicas más antiguas de Europa, con orígenes que se remontan a 1672, año en que fue creada para acompañar las producciones de la Académie Royale de Musique, fundada por Jean-Baptiste Lully. Conformada desde el principio por músicos profesionales, la orquesta ha desempeñado un papel fundamental en la historia de la música francesa, participando en cientos de estrenos de óperas, ballets y conciertos, y adaptándose a lo largo de los siglos a la evolución de los diferentes repertorios y estilos musicales. Durante los siglos XVII y XVIII, por ejemplo, la orquesta destacó por reunir a instrumentistas excepcionales que daban esplendor a los espectáculos reales y a las representaciones líricas. Además, ofrecía a sus integrantes la posibilidad de diversificar sus compromisos profesionales, realizando giras que llevaron la fama de la orquesta y de sus músicos por toda Europa. En el siglo XIX, la orquesta continuó acompañando obras maestras de la ópera francesa en las salas parisinas más prestigiosas, hasta instalarse definitivamente en el recinto de la Opéra Garnier, inaugurado en 1875. Desde finales del siglo XX, con la apertura de la Opéra Bastille en 1990, la orquesta reparte sus actividades entre estos dos espacios emblemáticos, interpretando un repertorio amplio que abarca desde los clásicos del barroco hasta composiciones contemporáneas. Participa en producciones líricas y coreográficas y ofrece también conciertos sinfónicos, lo que contribuye a que la orquesta, 350 años después de su creación, siga siendo un pilar de la temporada artística parísina.
La orquesta francesa llega a la Quincena liderada por el compositor, pianista y director de orquesta británico Thomas Adès. Formado en la Guildhall School y en el King’s College de Londres, y en privado con György Kurtág, Adès destacó como compositor desde muy joven y alcanzó el éxito definitivo a los 24 años con la ópera Powder Her Face, que sorprendió al mundo operístico por su madurez musical y que ha sido representada ya más de 200 veces. Desde entonces, ha ido alimentando un catálogo que abarca todos los géneros, con obras sinfónicas de gran impacto como Asyla, óperas como La tempestad o El ángel exterminador, y una extraordinaria producción de música de cámara y para piano, que a menudo intérpreta él mismo, ya que es también un gran virtuoso del instrumento. Si, como compositor, Adès es considerado uno de los creadores más relevantes del presente, como director su currículum no se queda a la zaga. Actúa regularmente con orquestas como las de Los Ángeles, San Francisco y Londres, las sinfónicas de Boston, Londres, BBC y City of Birmingham, la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, la Gewandhaus de Leipzig o la Filarmónica Checa. En ópera, además de sus propias creaciones, ha dirigido producciones en la Royal Opera House de Londres y en la Ópera de Zúrich, en el Metropolitan de Nueva York y en la Ópera Estatal de Viena.
La Orquesta de la Ópera de París abrirá el concierto con Le tombeau de Couperin, una nostálgica mirada a la música del barroco francés, de orquestación ligera y elegante, con la que Ravel quiso recordar a varios amigos suyos fallecidos durante la Primera Guerra Mundial; a continuación se podrá escuchar una partitura del propio Thomas Adès, su Concierto para piano y orquesta, que fue encargado por la Boston Symphony Orchestra. Tras su estreno en marzo de 2019, la crítica alabó la maestría con que Adès toma recursos de la tradición musical del pasado y los reviste de originalidad en este concierto de orquestación brillante y colorista, y con una escritura pianística de enorme riqueza y complejidad que conserva un halo del pianismo romántico de autores como Rachmaninov.
El solista del estreno fue Kirill Gerstein, a quien está dedicada la partitura, y que será también quien lo interprete en este concierto en Donostia. Nacido en 1979 en Vorónezh (antigua Unión Soviética), Gerstein asistió a una de las escuelas de música especiales del país para niños superdotados y aprendió a tocar jazz escuchando la colección de discos de sus padres. Tras un encuentro casual con la leyenda del jazz Gary Burton en San Petersburgo a los 14 años, fue invitado, como el estudiante más joven de su historia, a asistir al Berklee College of Music de Boston, donde estudió piano de jazz simultáneamente con sus estudios de piano clásico. A los 16 años, Gerstein decidió centrarse en la música clásica, completando sus estudios de grado y posgrado con Solomon Mikowsky en la Manhattan School of Music de Nueva York, y posteriormente con Dmitri Bashkirov en Madrid y Ferenc Rados en Budapest. Gerstein es, ante todo, un pianista flexible y polifacético, con un repertorio que va desde la música de Bach a la creación contemporánea, y con una carrera internacional que lo ha llevado a actuar junto a las Orquestas de Chicago y Boston, la Gewandhausorchester de Leipzig, la Orquesta del Royal Concertgebouw de Ámsterdam o las Filarmónicas de Viena y Berlín, y a protagonizar recitales a solo en las salas más prestigiosas de Londres, Berlín, Viena, París y Nueva York.
Además de en la obra de Adès, Gerstein tocará también en la segunda parte del concierto, íntegramente dedicada a Maurice Ravel, como pianista del Concierto para la mano izquierda. Ravel lo escribió por petición de Paul Wittgenstein, pianista austriaco que había perdido su brazo derecho durante la Primera Guerra Mundial y que, lejos de renunciar a su carrera, optó por encargar creaciones específicamente pensadas para sus nuevas aptitudes físicas. Ravel trabajó en la partitura paralelamente a su otro concierto para piano, el luminoso Concierto en sol. “El Concierto para la mano izquierda es muy diferente”, confesaba Ravel en una carta a su editor. “Contiene muchos efectos del jazz y la escritura no es tan ligera. Además, en una obra de estas características es esencial crear la impresión de que la textura no es menos densa que si la parte de piano estuviera escrita para las dos manos. Por esta razón, he recurrido a un estilo más cercano a la tradición del concierto de tipo solemne”.
El concierto se cerrará con La Valse, un poema coreográfico igualmente ligado a la Gran Guerra, que debían estrenar los famosos Ballets Rusos de Diaghilev. El proyecto se remontaba a 1906, cuando el empresario ruso y Ravel hablaron sobre la posibilidad de realizar un homenaje al vals vienés y a Johann Strauss. El proyecto se demoró y poco después estalló la guerra, un evento que transformó la visión que tenía Ravel del vals, que ya no era símbolo de glamour y brillantez, sino representación de una época de pasados esplendores y de culpable autocomplacencia. Tras ser rechazada por los Ballets Rusos por “indanzable”, La Valse se estrenó como pieza sinfónica en diciembre de 1920 y pasó rápidamente al repertorio internacional.