Más de 200 músicos se subirán al escenario del Kursaal para interpretar la Sinfonía nº 3 de Gustav Mahler

  • La Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO), que conmemora este años su 25 aniversario, interpretará esta inmensa partitura, en colaboración con la Joven Orquesta de Canarias, el Orfeón Donostiarra y el Orfeoi Gazte.
  • Dirigirá el concierto Víctor Pablo Pérez, director titular de la JOCAN y muy ligado a la historia de la Quincena Musical.
  • La cita supondrá el debut de la mezzosoprano revelación Carmen Artaza en el ciclo de conciertos del Auditorio Kursaal.

Tras la inauguración del ciclo de conciertos del Kursaal por el Coro Monteverdi y los English Baroque Soloists, el viernes 5 de agosto tomará el relevo la Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO). La formación, integrada cada año por los más destacados instrumentistas jóvenes vascos, va a celebrar el 25 aniversario de su fundación dentro de la programación de la Quincena Musical, y ha escogido para ello una de las creaciones más ambiciosas de Gustav Mahler, la Sinfonía nº 3, que requiere un imponente orgánico orquestal y coral. Para abordarla, la EGO unirá fuerzas con su equivalente canaria, la Joven Orquesta de Canarias (JOCAN), y con las voces blancas del Orfeón Donostiarra, el Orfeoi Gazte y la mezzosoprano Carmen Artaza, dando espacio a más de 200 intérpretes sobre el escenario; lo harán dentro de la primera gira que dos jóvenes orquestas hayan compartido a nivel estatal. El concierto estará dirigido por Víctor Pablo Pérez, muy ligado a la vida musical canaria y uno de los directores que en más ocasiones ha actuado en la historia de la Quincena. La cita dará comienzo a las 20:00 en el Auditorio Kursaal.

La Euskal Herriko Gazte Orkestra fue creada en 1997 por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco para proporcionar un cauce de formación musical orquestal a los jóvenes instrumentistas del país. En diferentes encuentros que tienen lugar a lo largo del año, los miembros de la EGO tienen la posibilidad de trabajar con profesores de prestigio internacional, adquiriendo experiencia en el ámbito orquestal y de música de cámara. El periodo de formación culmina con una programación de conciertos en la que la EGO muestra el trabajo realizado junto a los profesores invitados y su director artístico. Desde el año 2020, el director artístico de la EGO es el valenciano Rubén Gimeno, que cuenta con amplia experiencia dirigiendo jóvenes orquestas como la JONDE, la JONC o la JORCAM, además de una dilatada trayectoria como director colaborador de numerosas orquestas estatales e internacionales.

Para esta ocasión especial, a la EGO se le sumará la Joven Orquesta de Canarias, que en las últimas semanas ha ofrecido varios conciertos en Euskadi de la mano de la formación vasca. Ambas orquestas juveniles se unirán ahora para dar forma a la inmensa orquesta que requiere la partitura de Mahler. La JOCAN es un proyecto puesto en marcha por el Gobierno de Canarias en 2016, con el objetivo de contribuir a perfeccionar la formación orquestal de los jóvenes músicos, facilitando la adquisición de una alta cualificación como instrumentistas de orquesta y ayudar a encauzar su futuro laboral. Otro de los retos de la JOCAN es promover la recuperación y divulgación de nuevos repertorios y la generación de nuevos públicos, así como asesorar a jóvenes músicos sobre ayudas, becas, premios y otras convocatorias.

En el apartado coral, a ambas orquestas se les sumará el Orfeón Donostiarra, agrupación que también está de celebración, ya que en 2022 se cumplen 125 años de su creación. La relación del Orfeón con la Quincena Musical ha sido siempre muy estrecha, ya que el Orfeón ha actuado en 73 ediciones del festival y ha cosechado grandes éxitos con todos sus directores: Juan Gorostidi, Antxon Aiestaran y el actual, José Antonio Sáinz Alfaro. En el año de su aniversario, el Orfeón participará en la Quincena de este año en dos conciertos sinfónico-corales y también en solitario, dentro del ciclo Quincena Andante (en Senpere, este sábado 6 de agosto). En esta primera actuación en el Kursaal, el Orfeón estará acompañado de su filial infantil, el Orfeoi Gaztea.

El apartado vocal lo completa la mezzosoprano donostiarra Carmen Artaza, gran revelación en el último Concurso Internacional de Canto Tenor Francesc Viñas de 2021, donde no solo ganó el Primer Gran Premio sino también el Premio a la Mejor Intérprete de Mozart, el Premio del Público y otros tres premios especiales. Tras semejante éxito, el crecimiento de su carrera ha sido fulgurante, y hace apenas dos meses, en junio, Artaza hizo su debut operístico en la Ópera Estatal de Hannover como Dorabella en Così fan tutte de Mozart.

Para guiar a este gran conjunto de músicos, la EGO ha confiado la batuta a Víctor Pablo Pérez, director titular de la JOCAN y un músico bien conocido para el público de la Quincena, donde ha actuado en numerosas ocasiones al frente de las dos orquestas españolas con las que ha estado ligado durante décadas: la Orquesta Sinfónica de Tenerife y la Orquesta sinfónica de Galicia. Sus últimas actuaciones en el festival fueron en 2013, durante la última gira de Víctor Pablo Pérez con la OSG, en la que interpretaron, entre otras obras, la también inmensa Sinfonía nº 2, “Resurrección” de Mahler; y en 2021, cuando dirigió a la Euskadiko Orkestra y el Orfeón Donostiarra en tres obras sinfónico-corales de Poulenc, Fauré y Beethoven.

La obra que ocupara la totalidad el programa es la monumental Sinfonía nº 3 en re menor de Gustav Mahler. Gran parte de la producción de Mahler vio la luz en una cabaña junto al lago Atter, un idílico rincón de los Alpes austríacos. Según Franz Lösch, quien le construyó esa cabaña en 1894, Mahler “siempre decía que el lago tenía su propio lenguaje, que el lago le hablaba. Desde la posada no podía oírlo, así que necesitaba tener una pequeña casa justo en la orilla. Cuando escuchaba el lago, componía con más facilidad y las obras fluían completamente formadas desde su cabeza”. La Sinfonía nº 3, finalizada en 1896, fue la primera creación que “nació” por completo del lago. Cuando Bruno Walter fue a visitarlo ese verano y se mostró admirado por la belleza del entorno, Mahler le recomendó que no perdiera el tiempo observándolo. “Es inútil; lo he recogido íntegramente en mi Tercera”, aseguraba.

“Imagínate una obra de tal magnitud que llegue a reflejar el universo entero”, le escribió Mahler a Anna von Mildenburg. Cada uno de los seis movimientos de la Sinfonía nº 3 habla a una parte de ese universo: a las fuerzas de la naturaleza, a las plantas, a los animales, al hombre, a los espíritus... Hasta que en el último movimiento, cúspide de esta visión panteísta, materia que da sentido y unifica su mundo, Mahler eleva un canto al amor. Schoenberg escuchó la Sinfonía nº 3 en Viena en 1904 y, conmovido, anotó lo siguiente: “Sentí la lucha por los ideales; sentí el dolor del desilusionado; vi a las fuerzas del bien y del mal enfrentarse entre sí; vi a un hombre zarandeado por una tormenta de emociones luchando por conquistar la armonía interna. ¡Sentí a un ser humano, un drama, la verdad, la más despiadada verdad!”.